Rápidamente el farsante se obligó a girar la cabeza para el lado opuesto
En ese instante el problema en si,
también giró y se encaminó hacia la víctima
Se miraron fijo y calmados
Cada uno quiso dominar al oponente
Mientras tanto, el tiempo corría para el resto de lo que existía
Pasado unos años, los dos se dieron un respiro y archivaron el caso
Lo triste...el farsante aún continua farseando
El problema aún espera su momento para caer encima y aplastar al farsante
de un golpe de realidad en la cabeza
Este corazón ya no está para esos chistes.
