La noche cumplía su destino.
Ella había partido.
El día fue parcial y la noche tan intensa como azul.
Los sueños habían abandonado la cita en la oscuridad del pasillo tan descaradamente como descarnada.
Yo quería soñar con ella y ella quería partir hacia nuevos horizontes.
Así fue como el tiempo se volvió rebelde y asesino, rompiendo los esquemas.
Quizás algún día lo mire con otros ojos.
Unos ojos mundanos y opacos.
El tiempo es un asesino que no tiene piedad.
ResponderEliminarBesos.