¿Sabremos...los dos?

Erase una vez un burro que se había adentrado en las profundidades de una cueva muy particular...
En verdad no era una cuevita cualquiera...aunque  profunda y oscura...a la vez calientita como pan recién horneado.
Los amigos le decían:
-No, burrito, no entres ahí...podrías arrepentirte después o salir lastimado porque no sabemos que hay allí adentro
-No, burro...no te metas en cosas desconocidas...¡Quién sabe lo que podría pasarte!
-Hacenos caso burrito
Pero él terco...como cualquier burro que se precie de tal...entró nomas 
Y...así le fue...ahora...en cama y todito lastimado...convaleciendo el pobrecito...ni se enteró que tormenta lo agarró y lo hizo de goma...
Cuando se dió cuenta...se estiraba como un chicle o se inflaba como el efecto levadura.
Ahora bien, esa fueron las consecuencias físicas pero para sorpresa de muchos...en su interior la gozada del experimento valió la pena para él.
Claro que nadie sabe de esto porque es una historia super-secreta que solo él y yo sabemos...bueno eso nos dijimos los dos...¿sabrá él guardar un secreto...aunque sea el de la cueva? Yo...¿sabré guardar un secreto? ¿morderé mi lengua a tiempo aunque me duela?


Lo que él sintió...no lo se con certeza...algo me aclaró el burro en una noche de alcohol...donde predominaba aquel olor a queso rancio que todos sabemos.
En todo caso la próxima vez tanto él como yo estamos dispuestos a morder a quién se atreva a lastimarlo...y yo les diré:
-¡Sabandijas!  ¡Nadie se atreva a tocar a mi burro! (Igual que Pappo lo defenderé)
Y...él dirá que está dispuesto a sacrificarse para que nadie sufra lo que él sufrió en dicha ocasión en esa bendita cueva.
Los dos sabemos lo que sabemos y nada más por ahora.