miércoles, 28 de mayo de 2014
Manos con callos
Y pasó lo impensable....lo imposible y catastrófico
No soy nada sin mi brazo...sin mis dedos...sin mis centros
Es que todo gira y gira y yo...así no puedo...sencillamente no puedo
Mis manitas gorditas y bellas se están quebrando...sangran...gritan
Mis uñas...rotas...rotas...rotas...rotas
Y tuve que hacer lo que nunca quiero...lo que me hace doler hasta la sangre que brota
Me consume...me agota...y lloro en mi desgracia...¡Ay! ¡Ay!'Ay! triple ay y mas también
La pena no me deja de sufrir en paz...así ya no es divertido...nada...de nada
El lava-ropas se puso mal y dejó de existir...un día dijo-me tomo un par de semanas
Y aquí estoy lavando con mis manos...quebrantadas y dolientes...con callos deformantes
Sufro...sufro...sufro...sufro...sufro...sufro...sufro...sufro...sufro...sufro
Mas sufro
Mas lloro...con lágrimas...mientras lavo y lavo con mis manos...moviendo mis brazos
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HERMOSA FLOR DE LOTO.. para que dejes de sufrir..
ResponderEliminarHOY te invito a ver.. "La Puerta del Sáhara".
BECHOS.. sufridora.
"Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios."
ResponderEliminarHECHOS 7:55-56
"Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese preso a Jerusalén.
ResponderEliminarMas yendo por el camino, aconteció que al llegar a Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?.
Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón.
ResponderEliminarÉl, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.
ResponderEliminarY los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie.
Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.
Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor.
ResponderEliminarY el Señor le dijo: Levántate, y vé a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista.
Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre.
ResponderEliminarEl Señor le dijo: Vé, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre."
HECHOS 9:1-16
"Ciertamente no me conviene gloriarme; pero vendré a las visiones y a las revelaciones del Señor.
ResponderEliminarConozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo; no lo sé; Dios lo sabe), que fue arrebatado al tercer cielo.
Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe), que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar."
2 CORINTIOS 12:1-4
"Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo.
ResponderEliminarYo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, sardis, Filadelfia y Laodicea.
Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro, y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro.
ResponderEliminarSu cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas.
Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.
Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.
ResponderEliminarEscribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de venir después de estas."
APOCALIPSIS 1:9-19
"He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.
ResponderEliminarYo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último".
APOCALIPSIS 22:12-13