Esperar
Siempre esperar
Dormida
Despierta
Atorada en la vida
Estamos en el año 3015
Apenas despunta el sol
La selva se envuelve de una locura colectiva
El manantial del agua sagrada está seco
Nadie tiene agua guardada en los capullos florales
Hay un descontrol, solo comparado con la última sequía,
cuando el sol se apagó, debido a las guerras de la devastación
Los insectos, porque solo quedan en todo el planeta y algunos árboles ralos completan el paisaje
Las langostas están preocupadas y llaman a las tejedoras de nubes
Éstas se apresuran a llegar, prestas para ayudar en lo que sea.
Las hormigas reciben a las arañas y todos los insectos piden a gritos que comiencen a tejer nubes.
Las arañas comienzan la labor,, nada alcanza.
Pareciera que la solución se ha esfumado.
Una pequeña arañita galponera, con su vocecita de araña buena, alza la voz por encima de todos, como suplicando que la escuchen, lanza una idea.
-Llamemos a la gran araña, que vive dentro de la montaña del sur, cera del lago, ahora sin agua, manto arácnido.
Ella podrá tejer tan rápido que las nubes, podrán cargar las aguas del amanecer antes que el sol seque todo, otra vez.
Los grillos son los encargados de buscar.
Luego de varias noches agotadoras, llegan al lugar y la llaman con sus gritos grillares.
Al final se escucha el ruido de piedras moverse, ella es la mejor tejedora.
Es una araña gigante y viene con agujas y sus hilos.
Los grillos le piden ayuda y ella gustosa va al rescate, a salvar lo que queda de este mundo.
Todos los insectos comienzan a tejer las gloriosas nubes de lluvia, en variados tonos de grises, blancos como el algodón y negras como las tormentas de antaño.
La gran araña teje a seis manos y las nubes se agrandaban y así formaron una inmensa tela convertidas en pesadas nubes, que están con ansias de caer.
De repente y con todo el ruido de un tambor, las telas se abren y la tierra va absorbiendo tan delicioso elemento de vida.
Con el tiempo a favor, todo vuelve a renacer, a florecer y a dar frutos.
La gran araña salvó el día.
Este día y en el precioso memento nace la flor del mburucuyá, como símbolo de trabajo en equipo.
