
Gracias por dejarme...
Lo maravilloso del amor
Con la suavidad de un pétalo
Te dejo el beso del amor...
Ahora...
Dejame ahogarme en mi dolor
Esta noche
Dejame gritar
La amargura
Hasta que insecible
Mudo
Llegue un nuevo amanecer
Dejame llorar...
El silencio y la ausencia
Dejame morir
La mañana llega
La mañana esta cerca
La ventana esta cerrada
Mi amor partió...
La soledad se hace mi amiga...
🙄🌹
ResponderEliminarMientras él les decía estas cosas, vino un hombre principal y se postró ante él, diciendo: Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá.
ResponderEliminarY se levantó Jesús, y le siguió con sus discípulos.
ResponderEliminarY he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva.
ResponderEliminarPero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora.
ResponderEliminarAl entrar Jesús en la casa del principal, viendo a los que tocaban flautas, y la gente que hacía alboroto, les dijo: Apartados, porque la niña no está muerta, sino duerme. Y se burlaban de él.
ResponderEliminarPero cuando la gente había sido echada fuera, entró, y tomó de la mano a la niña, y ella se levantó.
ResponderEliminarY se difundió la fama de esto por toda aquella tierra.
Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David!
ResponderEliminarY llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor.
ResponderEliminarEntonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho.
ResponderEliminarY los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa.
Pero salidos ellos, divulgaron la fama de él por toda aquella tierra.
ResponderEliminarMientras salían ellos, he aquí, le trajeron un mudo, endemoniado.
ResponderEliminarY echado fuera el demonio, el mudo habló; y la gente se maravillaba, y decía: Nunca se ha visto cosa semejante en Israel.
Pero los fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios.
ResponderEliminarRecorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
ResponderEliminarY al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.
ResponderEliminarEntonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.
ResponderEliminarRogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.
ResponderEliminar( El Santo Evangelio Según San Mateo 9: 18-38 )