
Cuanta soledad...
Invade
Solitaria y oscura vida
La luz que la iluminada
Se extinguió
Agónica respira la ultima canción
Ya no tiene fuerzas
Y...sin embargo
Con un ultimo aliento extiende la mano
Pidiendo...
Cual mendigo
Un beso final
Ya no quedan razones para seguir
Esta tan triste
Busca un aliciente en vano...
Mira a su alrededor
Tierra estéril
Noche sin luna
Días aletargados...sin final...
Y aunque siente que tiene que seguir
Hace un esfuerzo
Con andar cansino
La mirada perdida
En una ilusión
Se perdió...
Algo se queda con ella
Algo tiene guardado
En los girones de su corazón
Algo maravilloso
Un regalo
Le regalo su amor
La sostiene
La nutre
Es la savia
Mas...la sombra de la tristeza
Se quedara con ella
Lastimando la frágil sonrisa del adiós.
🙄🌹
ResponderEliminarEntonces, entrando Jesús en la barca, pasó al otro lado y vino a su ciudad.
ResponderEliminarY sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados.
ResponderEliminarEntonces algunos de los escribas decían dentro de sí: Este blasfema.
ResponderEliminarY conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?
ResponderEliminarPorque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?
Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa.
ResponderEliminarEntonces él se levantó y se fue a su casa.
ResponderEliminarY la gente, al verlo, se maravilló y glorificó a Dios, que había dado tal potestad a los hombres.
Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió.
ResponderEliminarY aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos.
ResponderEliminarCuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?
ResponderEliminarAl oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.
ResponderEliminarId, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.
Entonces vinieron a él los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan?
ResponderEliminarJesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.
ResponderEliminarNadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura.
ResponderEliminarNi echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente.
ResponderEliminar( El Santo Evangelio Según San Mateo 9: 1-17 )