Justo a tiempo para desayunar

El señor de los paraguas rojos...estaba feliz...el alma se le escapaba por los ojos...en las noches como hoy...donde la luna recortada fumaba una pipa merengada
Cuando se venía la noche negra...sus ojos se tornaban de un opaco tristeza...peculiar
Nadie sabe desde donde vino y tampoco hacia donde va...sin embargo cuando él estaba cerca...la calma del mar...se sentía muy hondo...tocando el corazón de todos a su alrededor
Había magia en su sonrisa abierta con dientes de caramelos de melón y sus orejas sabían escuchar las campanas de las iglesias al sonar en todas las horas del día
Puede ser que un día lejano te encuentres con el hombre de los paraguas rojos...y no te haga clic en el alma rota...o también suene en la radio...un enorme clic y te llegue por medio de ondas sonoras
Ese día el sol vendrá al amanecer...justo a tiempo para desayunar